CONOCER LOS PROCESOS HISTÓRICOS DE FORMACIÓN DE NUESTRO PAÍS.
EFECTUAR UN ANÁLISIS CRÍTICO DE LOS DIFERENTES MODOS DE PRODUCCIÓN Y
RELACIONES SOCIALES EN EL ECUADOR
EL ESTADO SALVAJE EN EL ECUADOR
El
estado salvaje se relaciona directamente con la etapa primitiva con
nuestros antepasados cuando se vivía en comunidades o tribus de 15 a 30
personas donde tenían un jefe que era el más fuerte de todos. Los
hombres se dedicaban a la cacería y a la agricultura
aprovechando
cada recurso de la naturaleza, las mujeres se dedicaban a la
recolección de frutos, leña, cuidar a los niños, limpiar pieles,
fabricar vestidos, etc. No había hospitales, escuelas ni carreteras, sus
casas eran chozas y si alguien enfermaba los cuidaban con plantas
medicinales, no había comercio. Actualmente todavía existen comunidades
que no han sido civilizadas como los TOROMENANES y los HUARANIS que
viven en el oriente.
EL ESTADO DE BARBARIE EN EL ECUADOR
A
veces la civilización utiliza a la barbarie para su propia defensa,
cuando la barbarie se viste con los trajes de la civilización evoluciona
maravillosamente, pero por mucho que evolucione siempre es barbarie, la
bomba atómica en el fondo es sólo una evolución de la flecha y la
lanza; es la barbarie evolucionada.
Resulta muy fácil confundir a
la barbarie con la civilización. La barbarie disfrazada con los trajes
de la civilización acaba siempre por destruir a la
civilización,
antes de toda civilización la barbarie duerme en su caverna solitaria,
feliz con su arco y flecha; cuando nace la civilización de la barbarie
se alegra y comienza a evolucionar tratando siempre de vestirse con las
ropas de la civilización. Cuando la barbarie se hace poderosa, termina
con la civilización y después de sepultarla, regresa a la caverna para
acariciar nuevamente su arco y su flecha.
Antes de que
aparecieran las primeras civilizaciones de la raza aria a la cual
nosotros pertenecemos, existió una edad de piedra, cuando la raza aria
desaparezca, volverá una nueva edad de piedra. El sabio Einstein dijo
que el hombre volverá otra vez a coger el arco y la flecha. Nosotros
estamos de acuerdo con esa profecía del sabio, porque es muy cierto y de
toda verdad, que la barbarie ya está destruyendo total y absolutamente
la presente civilización.
Toda flecha evolucionada se convierte
en bomba atómica, cuando los seres humanos abusan de la energía nuclear,
el fin de la civilización ha llegado y termina una raza. Las grandes
razas que nos precedieron terminaron con bombas atómicas y grandes
cataclismos geológicos.
Los atlantes tuvieron la bomba atómica,
los lémures también la tuvieron. Esos continentes terminaron y esas
razas terminaron también debido al abuso de la energía atómica.
Las
razas que componen la gran raza aria tuvieron muchas civilizaciones que
la barbarie destruyó, pero el fin de la gran raza aria sólo viene ahora
en estos tiempos con el abuso de la energía nuclear y los grandes
cataclismos de la naturaleza.
Dentro de todo ser humano conviven,
coexisten la civilización y la barbarie. Somos civilizados cuando
recorremos la senda del Cristo Social.
Somos bárbaros cuando no
marchamos por la senda del Cristo Social. Somos civilizados cuando
practicamos el bien, la verdad y la justicia. Somos bárbaros cuando nos
vamos por el camino negro.
La gente está ahora más polarizada con
el polo negativo, con la barbarie. La gente ahora odia el polo
positivo, la civilización, el bien.
Estos son los tiempos en que
la civilización está siendo devorada por la barbarie. Pronto la
civilización habrá muerto definitivamente. Pronto la barbarie hará los
funerales de la civilización. Los tiempos del fin han llegado.
PERÍODO FORMATIVO TARDÍO
Es
poco lo que se conoce sobre la forma de vida de la cultura Chorrera,
cultura tipo del período Formativo Tardío, cuya denominación proviene
del sitio epónimo que se localiza en la cuenca del Guayas, como tampoco
conocemos del estilo de vida de la cultura Machalilla. Sin embargo,
Chorrera parece haber sido una amalgama de grupos contemporáneos e
interrelacionados, con modelos y pautas comunes, que explotaban los
diversos ecosistemas del área costera y parte de la Sierra del Ecuador.
Dadas las semejanzas y la supuesta homogeneidad entre estos diferentes
grupos/fases culturales, se acuñó el término Horizonte, en un intento de
homogeneizar los conocimientos de rasgos comunes y dispares que sobre
ellos se tenían.
La cerámica Chorrera es más conocida, ya que,
durante mucho tiempo, ésta ha sido una zona favorecida por los
estudiosos de la arqueología ecuatoriana, dada la importancia y
significación de los yacimientos costeros. A partir de los materiales
suministrados por estas excavaciones, se han reconocido varios complejos
culturales según los distintos territorios: cultura Chorrera y cultura
Guayaquil en el Guayas, cultura Engoroy en la Península de Santa Elena,
cultura Bahía y Bahía I en Manabí, cultura Tachina y Pre-Tolita en Esmeraldas, y cultura Inguapi en el Sur de Colombia.
Generalizando,
podríamos decir que los estilos Engoroy y Tachina parecen corresponder a
la cerámica manufacturada por los grupos del litoral y los pueblos
navegantes del Sur-Centro y Norte del Ecuador, respectivamente; al
primer estilo se le encuentra en los asentamientos de la Península de
Santa Elena, en la costa Norte de la provincia del Guayas, en la costa
Sur de la provincia de Manabí, en la Isla de La Plata y frente a ésta;
por su parte, el segundo se localizaría en el Norte de Manabí, la
provincia de Esmeraldas y el Sur de Colombia.
En el interior, en
la cuenca del Guayas, en la planicie esmeraldeña y en los valles de
Manabí, se desarrollaría el estilo clásico Chorrera, con sus magníficas
representaciones, a las que más adelante haremos referencia.
Todos
comparten, con lógicas particularidades, unos mismos rasgos formales en
la ejecución y decoración de las vasijas cerámicas. La cuidadosa
selección de las arcillas y su particular modo de cocción dan, a la
cerámica Chorrera, un inconfundible aspecto, en el que destaca el nervio
central grisáceo y la finura y sonoridad de sus paredes, así como los
gruesos engobes -rojos, blancos, cremosos o negros- pulidos o bruñidos,
que cubren toda la vasija o se combinan en zonas.
Las
decoraciones que destacan son las incisas, las negativas (conseguida
mediante el ahumado de la vasija una vez cubierto el diseño decorativo
con una capa protectora, generalmente cera), y la pintura iridiscente, a
base de pigmento de hematites especular, que le da un brillo metálico
cuando se ahúma.
Esta última técnica se ha localizado en varias
zonas de Guatemala, por lo que se ha especulado con la posibilidad de un
contacto marítimo entre las dos regiones y una dirección,
Ecuador-Guatemala, en la difusión de esta técnica decorativa en
concreto.
A pesar de la innovación que suponen algunas de las
técnicas de decoración Chorrera, lo más destacable de su cerámica es la
gran variedad de formas de las vasijas y la perfección de su modelado.
Los recipientes imitan todas las figuras de la naturaleza, vegetales
(calabazas, tubérculos, frutas) y animales (perros, monos, sapos, osos
hormigueros, peces, tortugas, murciélagos), tan fidedignamente que es
fácil reconocer la especie que representa.
Las figurillas no son
ahora tan abundantes en el área como durante el Formativo Temprano. Las
hay sólidas, generalmente más pequeñas y huecas, de tamaño mayor y con
rasgos muy singulares: ojos de tipo «grano de café», brazos y piernas
abultados y cortos, y un gorro o turbante en la cabeza que semeja un
casco.
Los asentamientos Chorrera parecen haber sido dispersos,
cubriendo un amplio territorio geográfico, pero sin ninguna evidencia de
desarrollo urbanístico. No se conservan restos de edificaciones, que
estarían realizadas con materiales perecederos, como la madera y el
bahareque, aunque sí tenemos vasijas que muestran dos tipos de casas:
redondas, de paredes verticales y techo cónico unas, y otras más amplias
de planta rectangular y cubierta a dos aguas.
En estas
condiciones es más difícil estimar la magnitud de los poblados, pero la
misma extensión del sitio epónimo Chorrera, en el Guayas, y los más
recientes hallazgos en Cotocollao (Cultura Cotocollao), en la sierra,
hablan de asentamientos de un cierto tamaño y densa población.
Por
otro lado, el reciente descubrimiento de cerámica Chorrera asociada a
campos de cultivo elevados en el Guayas, confirma los indicios,
aportados por dos fechas radiocarbónicas (2.005 y 590 a. C.) de los
suelos en la base de los camellones, acerca de la antigüedad de estas
obras de ingeniería agrícola, que suponen un alto nivel de organización
social. Presumiblemente, la cima de los
camellones era usada como
semillero durante las épocas de inundación y en las de sequía era
posible sembrar en las zonas bajas, que habrían retenido la humedad.
Finalmente,
hacer referencia a que durante este período se advierte un uso intenso y
generalizado de la obsidiana, cuyas fuentes de materia prima están en
la sierra volcánica, constituyendo una prueba más de la interrelación de
ambas zonas.
Mención especial merece el sitio de Cotocollao, en
la ladera del Pichincha, a 2.850 m de altura, ya que es el yacimiento
Formativo más antiguo de los encontrados en la sierra ecuatoriana. El
poblado estuvo situado en las cercanías de un lago, hoy desaparecido, y
las excavaciones han revelado que en él vivieron más de un millar de
personas en casas rectangulares (4 x 6 m). Igualmente, ha sido
localizado un cementerio, ocupando un lugar prominente dentro del
conjunto, en el cual se aprecian hasta tres formas distintas de
enterramiento, que parecen corresponderse con las distintas fases de
ocupación que es posible apreciar.
El asentamiento estuvo
ocupado, al menos, desde el 1500 AC., y sus primeras cerámicas comparten
rasgos con las de la cultura Machalilla, siendo el «asa-estribo» el más
evidente. Es en su segunda etapa (1.300 - 900 a. C.), cuando las
vinculaciones con la cultura Chorrera son más claras, encontrándose
«botellas silbato», formas carenadas y pintura iridiscente. En un tercer
momento de la ocupación (900 -500 a. C.) aparecen unas vasijas hondas,
de paredes verticales y base tronco-cónica que son típicas de la cultura
Cotocollao y que tienen su réplica en piedra.
Sin estudiar
todavía, pero compartiendo las características que les hemos presentado,
se han localizado asentamientos diseminados por una amplia faja de
terreno, desde las laderas del Pichincha, a 3.000 m de altura, hasta los
cercanos valles templados.
La similitud entre la
cerámica Chorrera y la de las fases tardías de la secuencia de Cerro
Narrío (Cultura Narrío) temprana es tal que, a veces, es difícil
determinar
si algunos ejemplos son cerámica Cerro Narrío llevados por tráfico a
Manabí o viceversa. La interacción entre la sierra y las tierras bajas
aparenta haber sido muy fuerte durante esta época, extendiéndose tanto
hacia la Costa como hacia Macas en el Oriente.
Al finalizar el
período Formativo Tardío, empezaron a surgir en el Ecuador formaciones
sociopolíticas con un nivel de Jefaturas regionales. De éstas, Cerro
Narrío fue la más poderosa, ya que el hecho de haber empezado a
funcionar, por lo menos un milenio antes de la época, como un centro de
redistribución del Spondylus hacia Perú, y controlar el excedente de
productos «exóticos», debió haber servido para consolidar un estrato de
poder sin paralelos en el área. Hegemonía que las formaciones sociales
Cerro Narrío-Cañar mantendrían hasta la conquista incaica del Sur del
Ecuador.
Por otra parte, en el Norte, una potencia sociocultural,
política y religiosa ha ido cobrando forma. Su centro más
representativo será la isla de La Tolita, en la desembocadura del río
Santiago, cerca de la actual frontera con Colombia.
Este
territorio, en el que penetraba el control de La Tolita hasta, al menos,
el Golfo de Buenaventura (Valle del Cauca/Choco, Colombia), es un área
que pertenecía al mismo conjunto cultural ya desde la etapa Formativa.
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